Adrián Scribano (Professor da Universidad Nacional de Villa María, Córdoba, da Universidade de Buenos Aires e pesquisador do Conicet – Argentina).
Artigo originalmente apresentado em seminário na Universidad Nacional de Catamarca, em 1996.
Para poder captar una Imagen del Mundo postulamos que se deben responder dos preguntas: 1) ¿COMO es posible la constitución de una Imagen del Mundo?, cuya respuesta debe ser elaborada a partir de la identificación y análisis de los mecanismos de transmisión y reproducción de dichas imágenes, y 2) ¿CUAL es el MEDIO por el que las Imágenes toman forma?, pregunta que deberá contestarse señalando y analizando los instrumentos "lingüísticos" utilizados para la producción de las misma.
En función de responder la primera de las preguntas, es menester realizar una análisis desde dos enfoques, el de la Tradición y el de la Doxa Académica, debiendo estar alertas sobre el hecho de que aquí se conjugan tanto los estudios desde Sociología de la Ciencia como los realizados desde la Sociología del Conocimiento. Para obtener la segunda respuesta, se cree necesario explorar el camino del análisis del Discurso Científico en términos de la relación entre Analogías, Modelos y Metáforas, tema que nos preocupa en esta comunicación. Respuesta que se transitará, al menos parcialmente, en este trabajo.
Como se ha expuesto en otro lugar, (Scribano 1995, 1996) hay que aceptar que la intuición respecto a que las teorías poseen un rasgo analógico proviene desde muy atrás en la historia de las ideas. Tanto Bacon como Bachelard, solo para dar dos ejemplos opuestos, han tratado de mostrar que la ciencia responde a ciertos "modelos" de cómo hacerse, apelando para su explicación al uso de la metáfora. Sea que las metáforas sean utilizadas solo para evidenciar lo que no podía ser verbalizado enteramente, o bien, en un sentido mas "fuerte", para explicitar que la práctica científica supone el trabajo con elementos analógicos de "primer orden". Estos elementos se ligan a ciertas interpretaciones naturales y naturalizadas que extraen los científicos del conocimiento “natural” en tanto sujetos inmersos en un mundo de la vida; pero también con conocimientos de la "cultura académica" que se incrustan en la realidad de una doxa académica particular. Estas últimas son prácticas científicas que, construyen un horizonte post-perceptivo y pre-reflexivo de “segundo orden”. Por lo que, al parecer, desde el punto de vista del actor, las imágenes del mundo, o están allí desde siempre, o se reconstruyen para dar sentido a la acción azarosa, o se construyen en relación a un contexto temporal y espacial determinado.
La fenomenología y la etnometodología, salen a nuestro encuentro para dar evidencia de este aprendizaje segundo de nuestro sentido del juego: la necesidad de los científicos de jugar con las "analogías a la mano" de las que dispone todo sujeto capaz de nombrar la realidad. Y también se visualiza la capacidad de producir un complejo simbólico que actúe de traductor de una realidad distinta a si mismo. Esta es la génesis de la capacidad, en tanto posibilidad y potencialidad, de usar metáforas que nos hablen de la realidad. Aquí, se manifiesta como límite interpretativo del uso de la potencialidad metafórica del lenguaje la pluralidad de mundos de la vida. De todas maneras, dicha pluralidad, como se bosqueja más adelante, no carece de una vía metodológica para su análisis y resolución. Pero, es necesario enfatizar, que lo que interesa en función de este trabajo, es el “uso” cognitivo del lenguaje metafórico en tanto elemento constituyente del segundo momento de la doble hermenéutica al que se ha aludido. Por lo cual, para comprender mejor este “uso” se cree conveniente observar algunas opiniones sobre esta temática que provienen de distintas tradiciones, para que de este modo se pueda entender mejor lo que se intenta mostrar.
Para Richard Brown, "La cuestión del status cognitivo de las metáforas tiende a aparecer siempre que los filósofos discuten las cuestiones fundamentales de la similitud, la identidad, y la diferencia. Esto no es así solo porque las metáforas son usadas en todo dominio de conocimiento; esto es también, por que las metáforas son nuestros principales instrumentos para integrar diversos fenómenos y puntos de vista sin destruir sus diferencias." (Brown, R. H.1989:82). En la opinión de Brown se puede encontrar uno de los rasgos de la metáfora que es interesante subrayar. Ciertamente es el valor de permitir captar la relación sin destruir las diferencias lo que hace a la metáfora un instrumento cognitivo capaz de presentar eficazmente lo que una forma de conocimiento puede aportar a otra.
En otro sentido, para Mary Hesse es importante entender "que los datos no son "desprendibles" de la teoría, y que sus expresiones están permeadas por categorías teoréticas; que el lenguaje teorético de la ciencia es irreduciblemente metafóri¬co e informalizable; y que la lógica de la ciencia es una circular interpretación, reinterpretación y auto-corrección de los datos en términos de teoría, teoría en términos de datos.”(Hesse, 1980:173). Desde éste análisis, es evidente que la metáfora se presenta como “canal” de interpretación que permite comprender el componente no formalizable que hay en una teoría. Estas dos opiniones, nos lleva a considerar que, como afirma McCloskey; la metáfora, "...es un mapeo estructural de un dominio conceptual hacia otro" (McCloskey 1995:215); por lo que la metáfora se transforma en un plano conocido que se puede utilizar en “mundos” aún no explorados.
Tal como parece, por la presentación de los autores citados, disponemos ya de algunas pistas para reflexio¬nar sobre el uso de la Metáfora, a saber:
a) Es un recurso para nombrar lo diferente por aproxima¬ción, esto implica al menos, 1) la posibilidad que brinda para el traspaso de unidades de senti¬do de un contexto de conocimiento a otro ( tanto que se aplique la noción de campo objetual como de dominio de conocimiento para designar dicho contexto), y 2) la potencialidad de tener a la mano ciertas "reglas de argumentación" de la operación aludida.
b) Es un recurso limitado y no intrusivo, es decir, no presupone el traslado de "leyes" de un dominio a otro.
c) Implica un acto reflexivo, por lo que el análisis de los usos de la metáfora parecería "indicar" un camino de entrada al ámbito de lo que se podría denominar “contexto de descubrimiento” en Ciencias Sociales.
Ahora bien, una vez propuestas a las metáforas como “recurso” cognitivo es necesario establecer, al menos provisionalmente, algunos elementos para su análisis.
Parece conveniente partir de la comprensión que el uso de las analogías como recurso argumentativo se dispone en la teoría social como trama del proceso explicativo que enfrenta toda reflexión sobre la sociedad con cierto grado de pretensión de generalidad. Junto con la metáfora acompaña el modo por el cual la sociedad puede ser captada como objeto de discurso y como sujeto de análisis. Aparece aquí, lo que se afirmara respecto a que la dinamicidad del discurso metafórico proviene, entre otros factores, del rol de la analogía y su "uso" en la elaboración de modelos. El teórico social retoma reflexivamente el momento de doble hermenéutica incito en toda captación de la realidad social y desde las metáforas comúnmente compartidas, en tanto lego y en tanto científico, las vehiculiza como recurso comprensivo. Desde el valor cognitivo de esas metáforas, se puede emprende el camino que liga los diversos niveles del discurso científico en ciencias sociales. Es decir, otros de los roles de las metáforas es el de explicitar, por ejemplo, la relación entre los niveles ontológicos y epistemológicos de las teorías vehiculizando la trama de conexiones que supone la red conceptual y la realidad en ella presupuesta. En esta dirección se hace inteligible como las metáforas organicistas explicitan la relación entre las sociedad concebida como organismo y una postura epistémica de corte positivista, dado que la especificidad epistemológica de la biología se recorta al talle de las características de lo orgánico como ontología.
Por otro lado, cabe enfatizar el desde donde, extrae el teórico social las aludidas metáforas. Como se ha analizado en otra oportunidad, (Scribano 1996) los mecanismos de producción y reproducción de las imágenes del mundo, (por lo tanto también de las metáforas) son las tradiciones (sensu Alexander) y la doxa académica (sensu Bourdieu). Pero, además, si se plantea la cuestión de las fuentes discursivas de las metáforas debemos apelar al conocimiento de la sociedad en tanto lego y en tanto científico que tiene el sujeto que conoce. En el primer caso, las fuentes discursivas son innumerables y deben ser analizadas a la luz del horizonte pre-reflexivo que supone todo mundo de la vida particular. Caso para el cual, se proponen como válidos, al menos provisionalmente, los estudios biográficos e históricos sociales acerca de las condiciones de producción del discurso científico. En el segundo caso, es decir las fuentes "qua científico", se postula como beneficioso llevar la indagación por la siguiente vía: a) es notorio como los teóricos sociales utilizan, casi siempre, como metáforas, parte de las redes teóricas exitosas en otro campo disciplinar (especialmente proveniente de las ciencias naturales), piénsese, por ejemplo, en la utilización que Giddens hace de la física relativista como camino para presentar su teoría sobre el tiempo y el espacio, en la utilización que hace Luhmann de la biología sistémica, (si cabe la expresión) en su concepto de poiesis, etc.. b) Es también importante la utilización de metáforas proveniente de tradiciones o teoría exitosas en el propio campo disciplinar, en este sentido parece interesante recordar el “uso” sociolinguístico que Bourdieu realiza de los mecanismos de explicación de la circulación de los bienes económicos, y c) se presenta con fuerza también, el campo de la cultura, en especial el de la poesía y la pintura, como fuentes que permiten tener a la mano otro tipo de metáforas.
De este modo, se han resumido algunos de lo tópicos centrales de la investigación realizada en torno al lugar de la metáfora, ahora se pasa a sintetizar la postura de McMullin al respecto en el marco de su posición realista. Esperando que, en este análisis se observe, al menos desde el realismo, más nítidamente la relación entre analogía y metáfora, que hasta ahora solo ha sido aludida en este trabajo.
Uno de los caminos que se creen conveniente para pensar la relación entre metáfora y analogía es el recorrido por el realismo. Como es evidente existen muchas formas de realismo, por lo cual, a los fines de esta presentación se ha seleccionado a Ernan McMullin como un autor que si bien, sin duda, esta dentro de un enfoque más general sobre el uso de las metáfora en las teorías científica, aporta elementos muy importantes para el especial punto de vista adoptado aquí. Para que se pueda comprender mejor su aporte es necesario aclarar previamente que:
a) McMullin en una visión contrapuesta tanto al empirismo como al constructivismo entiende que las propiedades que postulan las teorías lo hacen refiriéndose a entidades complejas, que en el contexto de un modelo responden a ciertas estructuras y obedecen a determinados mecanismos que muestran dichos modelos y que podemos razonablemente asociar a la realidad en conexión con la capacidad pasada y futura que las teorías demuestren. Es decir, en relación con teorías exitosas. Cómo se analiza más adelante McMullin propone entender las teorías como redes conceptuales en el contexto del funcionamiento analógico del lenguaje científico rechazando la dicotomía teórico/observacional.
b) Una teoría es exitosa cuando se puede analizar su fertilidad como criterio para valorar su capacidad “explicativa”. McMullin propone entender de dos maneras la noción de fertilidad, a una de ellas le denominará fertilidad epistémica y a otra fertilidad heurística. A la primera, que designa como fertilidad P la asocia a las “evidencias” pasadas de la teoría, a los registros que la teoría ha posibilitado hallar y que el científico “usa”. Este criterio valorativo nos remite a pensar que la estructura postulada por la teoría corresponde razonablemente con lo real. Esta fertilidad es provisoria pero confiable, segura pero abierta, rasgos que según McMullin lo distinguen de la postura empirista. A la segunda, que designa como fertilidad U la pone en relación con el futuro, con la capacidad de la teoría de ser justamente “heurísticamente fértil”. Dicha capacidad se basa en la potencial extensionalidad del modelo que involucra la teoría.
En este marco y desde la perspectiva de este trabajo es interesante comenzar el análisis desde cómo McMullin explicita su modelo de explicación estructural, respecto a esto McMullin a sostenido que, “Cuando las propiedades o comportamiento de una entidad compleja son explicadas haciendo alusión a la estructura de esa entidad, la explicación resultante puede ser llamada estructural. El término “estructura” se refiere aquí a un set constituido por entidades o procesos y a las relaciones entre ellas. Tal explicaciones son causales, dado que la estructura invocada para explicar puede también ser llamada causa del rasgo que esta siendo explicado.”(McMullin 1978 139). En el marco de un análisis de lo que denomina explicaciones mecánicas, nomológicas y dinámicas McMullin asocia a la explicación estructural la noción de explicación hipotética estructural. Lo que es necesario enfatizar aquí es los siguiente : que cuando se puede dar cuenta de las relaciones entre las entidades y procesos que constituyen a su vez una propiedad o un comportamiento complejo de una entidad se esta en presencia de una explicación estructural. Esto conduce a retomar la noción de modelo dado que la fertilidad heurística la implica y parece que el realismo se propone explicando las estructuras elucidar el valor de la teoría, como así también las razones que se tienen para creer que las entidades postuladas por ellas existen. En esta dirección y en conexión con la próxima conceptualización es prudente enfatizar que para nuestro autor los modelos postulan estructuras donde las teorías son el set de afirmaciones por las cuales dichas estructuras se describen provisionalmente; lo que conduce a entender que para McMullin las teorías se derivan de los modelos y no a la inversa, los modelos no son simples interpretaciones de las teorías. En este sentido, también es importante destacar que McMullin pensando en la frecuente confusión respecto a la ideas sobre la relación entre teoría y modelo afirma lo siguiente,“...es cierto, los enunciados de la teoría se aplican correctamente respecto al modelo. Pero esto se suscita porque la teoría se refiere a ese modelo, y no respecto a otra cosa. No puede ser interpretado por medio de alguna otra entidad al menos que algunos de los términos a través de los cuales describe este modelo se anulen.” (McMullin 1967:389 cursiva en el original). De este modo, la noción de modelo adquiere en la visión de McMullin una gran trascendencia.
Esto es tan importante que otras de las definiciones de realismo de McMullin hace referencia a ello directamente, “La versión de realismo que tengo en mente quiere sugerir que en varias partes de la ciencia, como la geología y la biología molecular, tenemos buenas razones para creer que los modelos postulados por nuestras teorías actuales aportan una idea confiable, aunque aún incompleta, acerca de las estructuras del mundo físico.” (McMullin 1982:22).
Esta definición conduce a realizar un análisis de la noción de modelo que McMullin utiliza. Para él, puede utilizarse la noción de modelo en tres sentidos, una que denominaré analógica y que el declara ser la que le parece más interesante, otra que hace referencia a los llamados modelos fenomenológicos usualmente usados por los científicos naturales en conexión a un set de datos interrelacionados que conforman la imagen del fenómeno que se quiere estudiar y finalmente lo que “clásicamente” se define como modelo matemático. En relación al primero McMullin explica que “un modelo puede ser una representación idealizada de una entidad material compleja o proceso, los elementos en la estructura postulada son análogos con las entidades, relaciones o procesos “efectivos” entendidos al menos parcialmente desde ellos”.(McMullin 1981:298). Es evidente que aquí nos encontramos con las nociones de entidad compleja y estructura que se supone en la explicación estructural, pero además se subraya que dichas estructuras son análogas a las postuladas como existentes. En este contexto explicación estructural, fertilidad de las teorías y extensionalidad del lenguaje metafórico se entrelazan para ser los ejes principales de la postura de McMullin. El modelo que esta asociado a una teoría o a un set de teorías de diverso grado de generalidad señala el comportamiento de las estructuras y predice su posibilidad de suceso. Lo primero, opera bajo el supuesto del “juego” metafórico del lenguaje que hace pensar en la posibilidad de extender, las propiedades del modelo a las entidades ; pero esto solo es posible dado que dicha extensionalidad permite también hacer referencia a la fertilidad heurística que en el futuro puede tener el modelo.
McMullin entiende que existen dos significados del término analogía, uno que se orienta a enfatizar la comparación y otro la similitud. En el primer sentido se realiza una comparación entre dos cosas A y B sabiendo que entre ambas existen semejanzas y diferencias, pero usando las semejanzas para conocer de B algo que no se conoce sino como rasgo o propiedad de A. En este sentido McMullin afirma, “la analogía es concebida aquí como un medio de extensión del conocimiento, y es un tipo de metáfora.” (McMullin 1981:297) El segundo sentido del término analogía, (y que él considera “más débil”) se refiere a la relación de similitud entre dos objetos A y B, siendo esta una relación simétrica. Pero para McMullin la importancia de la analogía se extiende más allá de esta diferenciación. Para nuestro autor, existe la posibilidad de establecer analogías formales y materiales, como así también distinguir entre analogías positivas, negativas y neutras; pero lo más importante en el contexto de este trabajo es que para McMullin los “argumentos analógicos” son parte del rol cognitivo de la metáfora y esta última es la que permite observar la fertilidad de los modelos y por ende de las teorías. En una clara contraposición a la distinción teórico/observacional postulada por el empirismo y enfatizando la relación conceptos/teorías/realidad, McMullin afirma lo siguiente: “nuestro único acceso es a través de los conceptos científicos. Dado que este concepto es parte de una red conceptual (la teoría) la cual ella misma es abierta a posteriores cambios y aún (en principio) siempre a una radical reformulación, debe ser considerado como provisional.” (McMullin 1981 :32) Por lo que, la teorías funcionan como una red que, como se afirmara ya, se conectan con los modelos, que funcionan analógicamente, gracias a la aceptación del valor cognitivo de lo metafórico en el lenguaje científico. Desde esta perspectiva se entiende mejor, al menos en una primera aproximación, el interés de este trabajo por enfatizar el rol del uso metafórico del lenguaje en la construcción de teoría dado que McMullin brinda la posibilidad de completar las sugerencias de la investigación a la que se hace mención en la introducción. Sin adquirir, demasiados compromisos ontológicos, (o asumiendo que esto puede ser efectuado sin compromisos substancialistas), la indagación sobre McMullin posibilita conectar metáfora, realidad y entidades teóricas de modo tal que, al menos preliminarmente, se puede entender como las metáforas pueden ser entendidas como recursos para nombrar lo diferente por aproximacción, siendo este un recurso limitado y no intrusivo e implicar un acto reflexivo por parte de los científicos sociales.
Como se puede advertir, la visión de McMullin, más allá que se refiera al ámbito de las Ciencias Naturales, permite aclarar la relación entre analogía y metáfora y muestra algunas pistas, a nuestro juicio acertadas, de cómo se puede analizar dicha relación en la construcción de teoría.
En el marco de nuestra investigación específica, se presenta como oportuno, extraer algunas conclusiones provisionales respecto a la temática aquí abordada, estas son las siguientes:
1) Las Metáforas, en tanto portadoras de "representaciones del mundo" no pueden ser tratadas como verdaderas o falsas, pero: a) PUEDEN SER tratadas como ADECUADAS O NO a los propósitos interpretativos; b) PUEDEN SER re-interpretadas como co-textos del discurso científico, y por lo tanto pasibles de tratamiento semiótico.
2) Un análisis de las Metáforas en los sentidos arriba expuesto trae aparejado las siguientes ventajas mínimas: a) Permite discutir los relatos que están implicados en el lenguaje metafórico sin necesidad de caer en el relativismo; b) Permite re-pensar los momentos de creatividad de la tarea científica sin caer en el "esteticismo".
De este modo, se cree que, al menos desde una de las vías de análisis posible, se ha mostrado la importancia que tiene el entender que, la dinamicidad del discurso metafórico proviene, entre otros factores, del rol de la analogía y su "uso" en la elaboración de modelos que anidan en las imágenes del mundo que suponen las teorías.
Referencias
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